Felipe Pirela cometió en su vida
tres grandes errores que lo hundieron hasta la muerte: Confiar
ciegamente en sus amistades, casarse con una niña de 13 años y empeñar
su carrera artística a un sello disquero.
Cuarenta años después que un criminal, traficante de drogas lo
asesinó, se mantiene vigente. Su inconfundible voz, dulce, romántica,
está más viva que nunca. Enfrentó la pobreza, alcanzó fama y cosechó una
fortuna que como llegó, se esfumó, enriqueciendo a unos cuantos, pero
jamás superó la tragedia de su vida, tras la demanda de divorcio y los
señalamientos inmisericordes de su esposa y su suegra.
Azotado por un vendaval de calumnias, perseguido por una justicia
que para él no fue justa, retó el difícil mercado internacional de la
música. Recorrió América, conquistó el público en cotizados escenarios
de Nueva York, Chicago, Los Ángeles, Miami y otras ciudades de habla
hispana en los Estados Unidos, llegó hasta Canadá, escaló así, lo más
alto del pedestal de la música para convertirse en ícono del bolero.
La mañana del 2 de julio de 1972, Luis Rosado Medina, un mafioso,
convicto buscado por el FBI descargó su revólver calibre 38 contra el
talentoso cantante. Cayó agonizante en una esquina de Isla Verde, Puerto
Rico. Minutos después, auxiliado por dos policías y trasladado en un
carro patrulla, falleció en el hospital Presbiteriano de Santurce. Ese
día, domingo, murió el bolerista y nació el mito.
Siempre se dijo que nació el 4 de septiembre de 1941, pero como
todas las imprecisiones que han rodeado su vida, aún después de su
muerte, en el registro de Maracaibo se encontró, por fin, hace unos
días, su partida de nacimiento con fecha del 3 de septiembre de 1940. Su
madre, Lucía Morón, negra emprendedora con sangre y temple curazoleño,
religiosa, y su padre; Felipe Pirela Monsalve, albañil, con el carácter y
la disciplina del indio, lo presentaron como hijo de ambos el 18 del
mismo mes y año ante el jefe civil del municipio Santa Lucía, Justiniano
Áñez.
Felipe fue el menor de una familia humilde de ocho hermanos, cuatro
hembras y cuatro varones, cobijada por una vieja y romántica casa
situada en la calle Delgado del barrio El Empedrao en Santa Lucía. Eran
talentosos los muchachos. A los varones, inspirados en la vocación
poética de Mamá Lucía, les gustaba la música. Su madre, cariñosa, los
apoyaba cuando armaban la “orquesta” en la enramada trasera de la casa.
Felipe interpretaba los boleros.
Cuando Felipe tenía ocho años, Lucía le pidió a su amigo Nicolás Vale
Quintero, propietario de la emisora Ondas del Lago radio, ubicada en la
calle Comercio de Maracaibo, que lo pusiera a cantar. Pipito, como le
decían desde que vino al mundo, fue un sábado a la emisora acompañado de
Mamá Lucía. Cantó, nervioso el niño, pero cantó. A Nicolás le gustó,
también a su esposa Luisa Castilla, que le pareció “maravilloso”. Le
dieron la oportunidad unos cuantos sábados más en un espacio de
aficionados. Así, dio su primer paso en el mundo artístico.
Más tarde, educada su voz y apadrinado por Juanito Arteta, un curtido
trompetista español, director de orquesta, el joven Felipe saltó al
umbral profesional desde el programa La Puerta de la Fama, transmitido
por la misma planta Ondas del Lago, entonces televisión.
Felipe era introvertido, algo tímido, ingenuo, cariñoso, risueño, con
un sorprendente sentido del humor, muy ocurrente. Disfrutaba a plenitud
de las bromas que con mentalidad infantil, aún adulto, hacía a sus
hermanos y amigos.
Para el muchacho piel canela, de rasgos guajiros y negroides, de pelo
ensortijado y mirada triste, no existían maldades, quizás esa falta de
malicia fue su gran debilidad. Su madre, quien le brindó extrema
protección, inspiraba en él, el más sublime y entrañable amor. Compró
una majestuosa quinta en la urbanización El Marqués en el este de
Caracas, promesa que de niño hizo a su madre: “Mama Lucía cuando gane
dinero te compraré una casa grande para vivir junto con vos, Papacito y
mis hermanos”. Pero este sueño, hecho realidad, se esfumó. Luego de la
demanda de divorcio y su contra demanda a su esposa y suegra, Felipe
perdió la casa y la familia Pirela Morón regresó al hogar original en
Maracaibo.
Cuando apenas despuntaba en su carrera artística, el maestro Billo
Frómeta lo fue a buscar un domingo a su casa en El Empedrao. El joven se
presentaba en el Show de las 12 dirigido por Víctor Saume y
transmitido al mediodía por Radio Caracas Televisión. Cantaba en el
Coney Island de los Palos Grandes y, aunque con poca experiencia,
integraba el grupo de vocalistas de la orquesta Los Peniques del maestro
Jorge Beltrán.
—Usted canta como los ángeles, lo quiero en mi orquesta—, le dijo
Billo al muchacho, aún menor de edad, que lo miraba fijamente, como
apenado, entrelazando sus manos sudorosas, sentado muy junto a su madre,
en la sala de la humilde casita de la calle Delgado.
Un día de julio de 1960, en una fiesta del Club Gallego en la urbanización El Paraíso de Caracas, el maestro Billo relanzaba su orquesta, la Billo´s Caracas Boys, con Felipe Pirela, y otro zuliano, Cheo García, como solistas. Esa noche comenzó a brillar la estrella del que más tarde fue llamado El Bolerista de América.
Fue una temporada triunfal con la Billo´s. La orquesta sonaba y su bolerista subía como la espuma. La cautivante voz de Felipe obligó al maestro a producir, en septiembre de 1961, un disco de boleros que salió al mercado con el título de Canciones de ayer y hoy. Fue un éxito y las ofertas al cantante no se hicieron esperar. Llegaban de Colombia, México, Puerto Rico, Santo Domingo, Nueva York y hasta de España. Los Melódicos, Chucho Sanoja, Tito Rodríguez y algunos sellos disqueros buscaron su firma. Finalmente acordó con Velvet de Venezuela y grabó su primer elepé, Tu camino y el mío, en los estudios de la disquera en México el 16 de noviembre de 1963. Y, a partir de allí, otros éxitos que reventaron el mercado disquero en frontal competencia con boleristas del momento como Lucho Gatica, Altemar Dutra, Boby Capó, Roberto Ledesma, Daniel Santos,Tito Rodríguez, Javier Solís y otros famosos del pentagrama musical internacional.
El éxito y la fortuna lo abrumaban, era el bolerista de moda, elogios y críticas a la vez en un confuso mundo de atenciones. Su voz se escuchaba por todo el continente. A su regreso triunfal de Colombia organizó una recepción en su residencia, un apartamento que ocupaba con su familia en la avenida Urdaneta, esquina El Platanal de Caracas.
Una niña de 13 años llamada Mariela Guadalupe Montiel, con la sencillez de su edad, entró a la fiesta esa noche acompañada de su madre Aminta Prieto y su padrastro Héctor Paris. Tantas mujeres bellas, bien arregladas, perfumadas, trajeadas a la moda asistieron esa noche a la celebración, pero fue Mariela la que clavó el flechazo “mortal” directo al corazón de aquel joven, exitoso artista, quien recién cumplía 22 años y disfrutaba las mieles de la popularidad nacional e internacional.
Toda la noche hablaron, bailaron. El chico no perdió tiempo, declaró su amor sincero a la inocente “cenicienta” que en la madrugada, ya en su casa, no podía dormir de la emoción. Tres meses después, salieron felices y casados de la Basílica San Pedro Apóstol de Los Chaguaramos. Pomposo matrimonio que cubrió grandes espacios y generó críticas en los periódicos y las revistas especializadas de la farándula.
Una luna de miel de tres meses por Nueva York, San Juan, Santo Domingo, México y otras ciudades de Estados Unidos y el Caribe. De hotel en hotel, lujo, fiestas, televisión, teatros, prensa, aplausos, ovaciones, autógrafos y muchos regalos en las “mil y una noche” de aquella pareja que se veía alegre.
En junio de 1966, cuando Lennys Beatriz, fruto de aquel vertiginoso amor comenzaba a dar sus primeros pasos y Felipe anunciaba que se residenciaría en Puerto Rico con su familia, estalló el escándalo. Su suegra, secretaria de la comisión de Política Interior del Congreso de la República, muy ligada al gobierno adeco, anunció el divorcio de la pareja a los periodistas que ese día cubrían fuentes del Capitolio.
“Mi hija introdujo una demanda de divorcio (…) contra su esposo Felipe Pirela (…) esgrime en el libelo de demanda como causales, abandono de hogar sevicia e injuria grave (…) el dejó de cumplir con sus deberes conyugales (...) ella está en mi casa por orden del juez de la causa (…) Aquella noticia fue lanzada entre graves e injustos señalamientos contra el bolerista.
Desmoralizado, decepcionado, calumniado por el amor de su vida, Felipe siguió cantando. Algunos compositores se inspiraron en su tragedia, él mismo escribió su dolor y la disquera rebuscó temas que marcaban su historia triste. De esta manera, el cantante compartió con su público los momentos más amargos de su corta vida. Sonaron discos como Tan sólo calumnias, Dios Sabe lo que hace, Injusto despecho, Lo que es la vida, La mentira, entre otros tantos.
El juicio por divorcio seguía andando, le dictaron una orden de prohibición de salida del país por incumplimiento del pago de la pensión alimentaria a su hija Lennys, dictada por un juzgado de menores. El bolerista trató de llegar a un acuerdo, pero no hubo tregua, la orden de aprehensión, en caso de fuga, lo esperaba en el terminal internacional de los aeropuertos del país.
Salió de Venezuela por Maicao, visitó a unos amigos en Colombia, llegó hasta Nueva York y luego a Santo Domingo. Su éxito continuaba, pero la pena moral lo consumía. Se autoexilió en San Juan, Puerto Rico, arruinado, donde encontró el apoyo y el amor de Paquita Berio, periodista boricua que lo acompañó hasta la muerte, hasta verlo enterrar en el cementerio Corazón de Jesús de Maracaibo.
Felipe había pedido al Gobierno, entonces Rafael Caldera en la presidencia, un indulto para regresar tranquilo a su patria, pero nunca en vida tuvo respuesta. Un avión de la línea Aeropostal, precisamente fletado por el Gobierno, trajo su cadáver a Maracaibo la madrugada del 4 de julio de 1972. Una multitud lo recibió en el terminal aéreo de Caujarito, y en marcha fúnebre trasladado a su humilde casa de la calle Delgado. Su sepelio, al otro día, es recordado como uno de los más multitudinarios de Maracaibo. A hombros, la urna, fue llevada al camposanto. Hoy, cuatro décadas de aquel inolvidable momento, se espera el traslado de sus restos al Panteón Regional los primeros días de septiembre de este año.
Bienvenidos a la Teocracia, el gobierno de Dios
ResponderEliminarTeodoro Darnott le invito a conocer el inicio de lo que se convertirá pronto en el más poderoso movimiento revolucionario que ha de cambiar la faz social y política de Venezuela de la democracia hacia la teocracia.
Teocracia Venezuela propone la construcción de una sociedad cristiana bajo un pacto constitucional cristiano, lo que implica un gobierno y un estado cristianos. La república Cristiana Teocrática De Venezuela.
Dios ha estado anunciando que levantará a Venezuela como la primera teocracia de América. La voz de Dios ha salido en primer lugar de la boca de Teodoro Darnott en el 2006 luego a traves de Alexis Moncada del Estado Táchira; Ver esta página: atalayavenezuela.blogspot.com/p/introduccion-este-es-un-material.html a
-En ninguna manera. Para que cualquier nación aspire a su salvación tiene que pasar por un proceso igual al de Ninive: arrepentimiento y conversión nacional. Esto es lo que estamos pidiendo a todo el pueblo de Venezuela.
Pero todo esto nos lleva primeramente a un proceso de perdón nacional, de, de reconciliación nacional y por ultimo de unidad nacional. No unidad en nuestras diferencias, sino en lo único que nos puede dar una verdadera unidad por encima de todas nuestras diferencia, me refiero a un Dios, una ley de ese Dios y un pueblo santo que seriamos todos los venezolanos.
Mi persona y el resto de los hermanos que integramos Teocracia Venezuela nos comprometemos para con Dios y para con todo el pueblo de Venezuela en avanzar en este proceso. Ponemos todo nuestro empeño en aceptar todos estos cambios que Dios demanda de nosotros para la transformación nacional y llamamos a todos los venezolanos a seguirnos en este camino que sin duda nos conducirá a la liberación y salvación de nuestro país.
Es este deseo lo que me lleva a escribirle a fin de encontrar alguna palabra de solidaridad que me de fuerza moral y espiritual para seguir adelante anunciando a Venezuela y a América la solución de Dios para todos nuestros pueblos, esto es, la Teocracia Cristiana como ordenamiento jurídico, social, político, cultural-espiritual. El levantamiento en América de las sociedades nacionales cristianas, donde la gente y los recursos estén al servicio de la gloria de Dios y de Cristo.
Gracia amado (a) por el momento de su tiempo que me ha dispensado. Que Dios nuestro padre le bendiga abundantemente a usted y a su familia con toda clase de bendiciones del cielo y de la tierra, y que la paz y el amor de Jesucristo abunde para gracia en su corazón.
Atte
Teodor R Darnott
Precursor de la Teocracia para Venezuela y América Latina
Teocracia Cristiana Venezuela Visite nuestro sitio web en www.teovczla.blogspot.com
Este articulo es del periodista Eduardo Fernández, publicado en el Diario Panorama el 30 de junio del 2012. Agradezco colocar su autoría.
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