Era mejor dejar que se calmaran las aguas para ver un panorama más
claro. No tenía mucho sentido ponerse a analizar las consecuencias del
juicio entre Samsung y Apple en medio de la disputa. Pero la decisión ya
se conoció hace una semana (Apple ganó, por si no sabían) y es hora de ver las implicaciones más allá de una simple multa.
Estoy seguro que los ejecutivos de Samsung están en sus oficinas en Seúl muertos de la risa. A
pesar de tener que pagar unos 1.000 millones de dólares y de manchar su
imagen, a final de cuentas, la empresa surcoreana es la mayor vendedora
de celulares del mundo. Sí, Samsung quedó como un copión en
los ojos del mundo y tiene que pagar una multa importante, pero a veces
se nos olvida que las compañías están para hacer plata, no para quedar
bien. Si creen que a alguien le importa la reputación, solo hay que
mirar hacia los bancos de Wall Street para darse cuenta que, a fin de
cuentas, lo que importa es el billete. Así de sencillo es.
Samsung, hace algunos años, ni se mencionaba en la conversación de
teléfonos celulares. Honestamente, ¿quién tenía en el mapa de los
móviles a Samsung en 2007? Hoy en día, es el mayor fabricante de móviles en el mundo y tuvo utilidades de 11.800 millones de dólares en el 2011.
No todas fueron por sus productos móviles, pero la marca Samsung es lo
que hoy es por su línea de televisores y su familia de móviles.
Seguramente, para ellos, la multa es un simple impuesto que tuvieron que
pagar para ser líderes de una industría que, según Business Wire, tendrá un valor de 217.986 millones de dólares en 2015. Haciendo
un simple cálculo, Samsung pagó el 0,8% de sus ingresos para ser
primeros en el mercado de móviles, donde facturó US$ 132.508 millones en
2010.
Una de las teorías de negocios más importantes son las barreras de
entrada. Las industrías se protegen del ingreso de nuevos competidores
con diferentes barreras, entre ellas formulas secretas (algorítmo de
Google, receta de Coca Cola), economías de escala (compañías de
infraestructura) e investigación y desarrollo (farmacéuticas). Todas las
barreras de entrada se pueden derrumbar, solo hay que pagar el precio
suficiente. Tradicionalmente, las empresas que entran a mercado basadas
en su capital de trabajo no revelan sus inversiones. Sin embargo, la
decisión del jurado, indirectamente, le puso un montó definido al costo
en entrar a las ‘grandes ligas’ del mercado de móviles.
Además, haciendo una análisis financiero un poco más profundo,
realmente la multa es muchísimo menor. A los 1.000 mil millones de
dólares hay que restarle lo que se ahorró Samsung en la teórica
investigación y desarrollo de un teléfono inteligente, o lo que se
ahorró dejando de pagar los costos de las licencias que simplemente
copió.
¿Creen que Nokia o RIM, de tener las capacidades financieras,
no hubieran pagado unos 1.000 millones de dólares por sobrepasar a
Apple en ventas de smartphones? Insisto, Samsung no tenía nada que perder con el juicio. Solo dejó de ganar.
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