lunes, 10 de septiembre de 2012

Samsung, A veces cuando se pierde tambien se gana

Era mejor dejar que se calmaran las aguas para ver un panorama más claro. No tenía mucho sentido ponerse a analizar las consecuencias del juicio entre Samsung y Apple en medio de la disputa. Pero la decisión ya se conoció hace una semana (Apple ganó, por si no sabían) y es hora de ver las implicaciones más allá de una simple multa.

Estoy seguro que los ejecutivos de Samsung están en sus oficinas en Seúl muertos de la risa. A pesar de tener que pagar unos 1.000 millones de dólares y de manchar su imagen, a final de cuentas, la empresa surcoreana es la mayor vendedora de celulares del mundo. Sí, Samsung quedó como un copión en los ojos del mundo y tiene que pagar una multa importante, pero a veces se nos olvida que las compañías están para hacer plata, no para quedar bien. Si creen que a alguien le importa la reputación, solo hay que mirar hacia los bancos de Wall Street para darse cuenta que, a fin de cuentas, lo que importa es el billete. Así de sencillo es.


Samsung, hace algunos años, ni se mencionaba en la conversación de teléfonos celulares. Honestamente, ¿quién tenía en el mapa de los móviles a Samsung en 2007? Hoy en día, es el mayor fabricante de móviles en el mundo y tuvo utilidades de 11.800 millones de dólares en el 2011. No todas fueron por sus productos móviles, pero la marca Samsung es lo que hoy es por su línea de televisores y su familia de móviles. Seguramente, para ellos, la multa es un simple impuesto que tuvieron que pagar para ser líderes de una industría que, según Business Wire, tendrá un valor de 217.986 millones de dólares en 2015. Haciendo un simple cálculo, Samsung pagó el 0,8% de sus ingresos para ser primeros en el mercado de móviles, donde facturó US$ 132.508 millones en 2010.

Una de las teorías de negocios más importantes son las barreras de entrada. Las industrías se protegen del ingreso de nuevos competidores con diferentes barreras, entre ellas formulas secretas (algorítmo de Google, receta de Coca Cola), economías de escala (compañías de infraestructura) e investigación y desarrollo (farmacéuticas). Todas las barreras de entrada se pueden derrumbar, solo hay que pagar el precio suficiente. Tradicionalmente, las empresas que entran a mercado basadas en su capital de trabajo no revelan sus inversiones. Sin embargo, la decisión del jurado, indirectamente, le puso un montó definido al costo en entrar a las ‘grandes ligas’ del mercado de móviles. 

Además, haciendo una análisis financiero un poco más profundo, realmente la multa es muchísimo menor. A los 1.000 mil millones de dólares hay que restarle lo que se ahorró Samsung en la teórica investigación y desarrollo de un teléfono inteligente, o lo que se ahorró dejando de pagar los costos de las licencias que simplemente copió.

¿Creen que Nokia o RIM, de tener las capacidades financieras, no hubieran pagado unos 1.000 millones de dólares por sobrepasar a Apple en ventas de smartphones? Insisto, Samsung no tenía nada que perder con el juicio. Solo dejó de ganar.

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