martes, 31 de julio de 2012

Dieta para reducir el colesterol

Aunque se crea que el colesterol es una enfermedad asociada a una mala alimentación, a la obesidad y a problemas cardiovasculares, en realidad es una sustancia que produce el hígado y que tiene muchas utilidades para nuestro cuerpo. Es un lípido, un tipo de grasa que usa nuestro organismo para proteger los nervios, para fabricar tejidos celulares y para producir determinadas hormonas. El problema es que a menudo también se obtiene esta grasa en exceso de ciertos alimentos que tomamos y puede perjudicar gravemente a la salud. Ese exceso puede venir de las grasas saturadas o las grasas trans que contienen muchos productos. Las grasas saturadas podemos encontrarlas en carnes rojas, cerdo, cordero, fiambre, queso graso y mantequilla. Estos productos no están prohibidos, pero un exceso de su consumo puede resultar perjudicial. Las grasas trans suelen llevarlas como condimentos muchos dulces preparados, cervezas, la yema del huevo…  son productos de los que no hay que abusar. Siempre es conveniente llevar una dieta sana. Por eso le recomendamos algunos productos para mantener o reducir su colesterol y evitar males mayores.


Los médicos recomiendan un incremento del consumo de frutas y verduras, ricas en nutrientes, fibra y sin grasa. Es mejor ingerir alimentos con grasas insaturadas como el pescado, pollo y aceite de oliva.

La fibra es también muy importante, tanto cuando se tiene colesterol como cuando no se tiene, porque favorece muchas funciones del organismo. Por eso no deben faltar en nuestra dieta productos como cereales, arroz, legumbres y pasta.

Y las bebidas refrescantes, té, leche y demás mejor moderarlas y que sean en su mayoría desnatadas.
El colesterol es peligroso porque un tipo del mismo, el LDL, si se encuentra en exceso, puede acumularse en las arterias y dificultar el tránsito de oxígeno por la sangre, lo que puede provocar el mal funcionamiento del corazón y del cerebro. Esa acumulación se conoce como arteriosclerosis y puede provocar riesgos de infarto además de otras patologías cardiovasculares graves.

Por ello es mejor prevenir que curar y por ello hay que llevar siempre una dieta sana, y evitar excesos en el consumo de grasas saturadas y trans.

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