El consumo de medicamentos administrados por los padres, sin
consulta a un médico, puede traerle varios problemas a los pequeños.

Se controla al niño para que se ajuste a las exigencias del medio.
Paradójicamente todas las teorías pedagógicas y psicológicas dicen que
el aprendizaje surge a partir del error. La inteligencia no tiene que
ver con la adaptación. La inteligencia, aunque resulte extraño, está
íntimamente asociada a la capacidad de tolerancia frente a la
inadecuación, a las diferencias, a lo que no es posible y a lo que no
encaja exactamente.
Algunas investigaciones de la industria farmacéutica están al
servicio de lograr sujetos adecuados y adaptados Por lo tanto, ya no se
producen medicamentos sólo para salvar vidas. Se transita una época en
la que existe una oferta de satisfacción inmediata inédita e insólita.
Una de esas propuestas es la automedicación.
A nadie ya le quedan dudas que ante una mínima molestia acudirá al
botiquín de su hogar o de la oficina para encontrar la pastilla mágica
que todo lo solucione. Las estadísticas de automedicación en la
Argentina y en Latinoamérica han crecido a pasos agigantados en las
últimas décadas con datos alarmantes; hecho especialmente incitado por
la propaganda y el marketing de medicamentos de venta libre que pueden
encontrarse en góndolas de farmacias como si fueran supermercados. La
“recomendación” entre amigos o familiares ha reemplazado la consulta
clínica para determinar una administración ajustada y eficaz.
Algunas advertencias
* Los analgésicos de última generación consumidos sin control y en
dosis a largo plazo pueden ocasionar, en los chicos, problemas gástricos
y de coagulación.
* El autoconsumo de antibióticos, administrados por los padres sin
consulta previa, puede no detener la infección y, encima, la puede
complicar y generar resistencias para futuras enfermedades.
* La automedicación puede enmascarar el cuadro clínico de base y
tapar los síntomas originales. También puede producir un
acostumbramiento a determinada droga, lo que obliga a nuevos consumos.
* Muchas veces los padres en la consulta con el clínico o con el
psicoterapeuta piden una medicación porque no pueden cumplir con la
función parental.
* Otro síntoma típico de la infancia y la adolescencia es la
inquietud y las dificultades para prestar atención. Sin hacer demasiados
estudios, se medica como si fuera un trastorno psicopatológico. Muchas
veces no lo es.
Fuente: EntreMujeres
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