Los padres a menudo valoran a sus hijos adolescentes por sus
actos del presente, sin tener en cuenta los antecedentes, en buena parte
causados por los propios padres.
La Adolescencia es una oportunidad!!!
La adolescencia es la etapa intermedia entre la infancia y la edad
adulta, comienza con la pubertad y está marcada por importantes cambios
físicos, emocionales y sociales.
Como afirma el profesor Fernando Alberca en su libro*, “la
adolescencia es la etapa en donde se manifiesta lo que el niño recibió
en la infancia”. Así, la mayoría de los conflictos que se presentan en
esta etapa tienen sus causas en errores que se cometieron con buena
intención en la infancia: superprotección, consentimiento, falta de
exigencia, carencia de normas claras, falta de afecto, de confianza y/o
de libertad adaptada a su edad, etc.
Los adolescentes no son niños pero tampoco adultos. Cuando los padres
los tratan como niños, se rebelan llevados por un instinto de
individualidad, madurez y emancipación porque se sienten distintos a
sus padres y tal como sienten y piensan se comportan.
A pesar de esto, la adolescencia es una de las últimas oportunidades
que los padres tienen para arreglar las equivocaciones cometidas durante
la infancia de sus hijos. La adolescencia es la etapa donde demostrar
más amor a los hijos. Un amor exigente pero desinteresado. Así, con el
uso de la paciencia y el amor, los padres enseñan con el ejemplo, y
manteniendo siempre las buenas formas.
¿Qué necesitan los adolescentes de sus padres?
Ser adolescentes no es fácil pero ser padres de adolescentes tampoco.
Los padres deben educar a sus hijos para hacerlos independientes. Los
adolescentes quieren a sus padres pero deben ser libres, capaces, con
personalidad propia, y felices. Esto se debe conseguir cuanto antes
porque, no se sabe cuando le faltarán.
La personalidad que se formó en la infancia se confirma en la
adolescencia. Aprendiendo cada día que se puede ser distinto a los
padres y coincidir con ellos en lo principal. Pero para esto, los padres
deberán dejar que los hijos expongan sus propias ideas, aunque suenen
provocadoras.
Si en la infancia es más necesario el cariño que la seguridad, los
adolescentes buscan más la seguridad que el cariño de sus padres. Así,
las dos cualidades principales de los buenos padres de hijos
adolescentes son la seguridad (padres firmes) y amor (padres pacientes y
respetuosos).
En la adolescencia los hijos necesitan que sus padres
- No cambien de opinión por comodidad ante sus exigencias caprichosas o no. Los adolescentes necesitan, ante todo, seguridad, por eso necesitan que sus padres no duden ante lo que creen es lo mejor para ellos.
- Que tengan una actitud positiva ante ellos. Olvidando el pasado, los anteriores fracasos.
- Que tengan gran paciencia con ellos. Con sus cosas de niños y con su inmadurez. Sus rebeldías, malos modos y, desaires. Su falta de personalidad y su apariencia soberbia y, desprecio a los consejos experimentados de los padres.
- Que sean coherentes, sin doble moral.
- Con disponibilidad las 24 horas. Que puedan llamarles para lo que sea y cuando sea.
- De pocas normas y principios fundamentales.
- Insistentes, pesados, preocupados porque les quieren.
- Y con una gran capacidad de perdón y olvido.
¿Cuál es la mejor estrategia de los padres?
Los padres deberían ser más conscientes de lo que influye su conducta
en los hijos. La tarea de los padres puede ser muy difícil a veces,
otras no tanto.
Hay una estrategia necesaria para todos los casos que nunca falla:
- Querer al hijo tal y como es.
- Escucharle siempre con paciencia.
- No enfadarse delante de él cuando ofenda, provoque o contradiga.
- No ceder si se está seguro que eso es lo que conviene al hijo.
- Mantener los buenos modos.
- Esperar que pase el tiempo.
- Ser optimistas transmitiendo a los hijos una vida positiva y mucha confianza.
La sensación de muchos padres durante la adolescencia de sus hijos es
que su tarea educadora es una misión imposible. Lo cierto es que nadie
puede educar siempre acertadamente.
“Malas actuaciones educativas por parte de padres bien intencionados,
dan como resultado hijos aceptablemente educados”, destaca Fernando
Alberca. La educación es el resultado de la cooperación entre padres e
hijos que, aunque sean personas diferentes, están todos unidos por el
amor mutuo.
Fuente: EnBuenasManos
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