Los niños que son golpeados frecuentemente a la edad de tres años
presentan un riesgo mayor de ser agresivos cuando llegan a los cinco,
dijo Catherine Taylor, de la Universidad de Tulane (Estados Unidos).
Los autores, que publicaron sus conclusiones en la revista
Pediatrics, preguntaron a 2.500 madres cuantas veces habían golpeado a
sus hijos en el último mes. El 45,6% de ellas, es decir cerca de la
mitad, respondió que no lo había hecho. El 27,9% dijo que había golpeado
a su hijo una o más veces, mientras que el 26,5% informó que había
castigado corporalmente a su hijo más de dos veces.
A continuación, los investigadores indagaron sobre los niveles de
agresión posteriores de los niños, poniendo en esta balanza conductas
como discutir, ser crueles, tratar mal a los compañeros, destruir
objetos, pelearse y amenazar con mucha frecuencia.
Resultó que los niños golpeados a la edad de tres años mostraron un
riesgo mayor de ser agresivos al llegar a los cinco. Encontramos que
esta relación es incluso cierta cuando tenemos en cuenta factores como
el nivel de stress y depresión en los padres, su posible uso de drogas o
alcohol y la presencia de otro tipo de agresiones en la familia, dijo
Taylor.
La Academia Americana de Pediatría, una importante institución
científica de Estados Unidos, recomienda no usar los castigos corporales
en los niños. Taylor sostuvo que hay maneras de disciplinar a los hijos
sin pegarles, y estas formas pueden incluso disminuir el riesgo de que
los chicos se vuelvan más agresivos. Si los padres usan un tipo de
disciplina no física, sus hijos cuentan con más posibilidades de estar
más sanos y de comportarse mejor más tarde en la vida.
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