En la investigación participaron un total de 670 estudiantes que
respondieron a una serie de preguntas vinculadas con los sueños y
relacionadas con la intensidad o la temática de los mismos. También se
les pidió que anotaran la frecuencia con la que dormían de lado, boca
abajo o boca arriba.
Los resultados mostraron que los que dormían boca abajo eran más
propensos a tener sueños eróticos que los que lo hacían en cualquier
otra postura. Además de soñar con temas relacionados con el sexo, entre
estos participantes se repitieron con frecuencia sueños mucho menos
agradables, ya que en ellos les perseguían o estaban atados o
encerrados.
El estudio, publicado en la revista Dreaming, sugiere que esto podría
deberse a que cuando se duerme sobre el abdomen se respira menos
oxígeno, lo que explicaría por qué la mente imagina situaciones en las
que el protagonista está constreñido.
De acuerdo con el autor de la publicación, el investigador Calvin
Kai-Ching Yu, de la Universidad Shue Yan en Hong Kong, el estudio
evidencia que la postura del cuerpo durante las horas de descanso
influye en las experiencias oníricas y, en particular, en el contenido
del sueño.
“Creo que durante el sueño el cerebro no desconecta totalmente del mundo exterior”, asegura Kai-Ching Yu.
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